jueves, 22 de octubre de 2009

MALOS HABITOS EN EL TRABAJO

Tomar ventaja de la flexibilidad

Algunas empresas no son muy estrictas respecto a las formas o las horas que se pasan en la oficina siempre y cuando el trabajo esté bien hecho y a tiempo. Sin embargo, no lleves las cosas a los límites: no llegues con un retardo de una hora o más ni te vayas antes de tu salida oficial todos los días. Tampoco prolongues siempre las horas de comida o salgas varias veces a la tiendita si sabes que en cada ocasión te tardas media hora en volver.

Tampoco te desaparezcas por días si tienen la oportunidad de trabajar en casa; siempre mantén a tu equipo al tanto de tus avances y resultados aunque sea por medios tecnológicos. No te vuelvas ajeno a tus compañeros; comenta sus labores e intercambia ideas. No te conviertas en un extraño.

No abuses de un código casual de vestimenta para ir al trabajo con chanclas, bermudas tipo playa, ropa demasiado reveladora o camisetas con eslogans o diseños de mal gusto o que puedan resultar ofensivos para algunas personas.

En general: recuerda que la libertad conlleva responsabilidades y no abuses.

Siempre llegar “un poco tarde”

¿Quién va a confiar en una persona que no sabe administrar su tiempo?

Llegar tarde es distinto que abusar de la flexibilidad porque en el último caso aún puedes estar cumpliendo todo tu trabajo dentro de tus límites de tiempo.

Pero si llegas tarde a entrevistas con clientes, a reuniones y con ello retrasas o demeritas el trabajo del equipo, entonces nadie confiará en ti para darte responsabilidades (o sueldo) más importantes.

Organízate para tener tiempos bien establecidos y no parecer el nervioso distraído de la oficina que anda corriendo y dando tumbos de un lado a otro.

Postergar

Algunas personas trabajan mejor bajo presión, pero dejar todo para el último minuto es un llamado a problemas de último minuto.

Si no dejas tiempo de tolerancia para completar las tareas, corres el riesgo de encontrarte con un obstáculo inesperado que te haga exceder la hora de entrega. Incluso si la situación está fuera de tu control, la gente se preguntará por qué no planeaste mejor las cosas para prevenir emergencias.

Éste es el primero de los 10 peores hábitos en el trabajo según Anthony Balderrama, articulista del sitio de construcción de carreras estadounidense careerbuilder.com. Dicho ranking fue publicado por el portal CNN de EU.

Te recomendamos compartir estos consejos con los integrantes de tu empresa para que puedan reflexionar al respecto.

Escribir correos descuidadamente

Son causas de desastre los hábitos comunes como: utilizar los correos electrónicos como si fueran notas de post-it para nuestros destinatarios sin especificar contexto, mandarlos sin revisar nuestra ortografía y redacción y no revisar a quiénes se los estamos enviando.

Es más común de lo que se cree dar clic por error a “responder a todos” o “enviar a todos” cuando realmente sólo queríamos hacer un comentario tonto a algún compañero de confianza. También sucede frecuentemente que por asociación enviamos un mail donde nos quejamos de alguien… ¡precisamente a la persona a quien estamos criticando!

Tampoco es recomendable quejarse vía e-mail, ni siquiera intencionalmente. Es más provechoso decir las cosas de frente, porque así damos oportunidad de abrir un canal de comunicación.

Confundir informal con irrespetuoso

Tutear a tu jefe(a) y salir socialmente con él o ella, incluso a bares o fiestas, es común en algunos equipos de trabajo. Pero eso no borra las jerarquías; éstas existen por algo y una persona no deja de ser el empleado ni la otra el jefe, incluso si entre ellos existe una relación amistosa.

Nunca cruces la línea dirigiéndote a tus superiores como si se tratara de tu mejor amigo o de tus subordinados. Ser cordial y cuidar las formas no es sinónimo de humillación o sumisión ni una práctica anacrónica, simplemente son muestras de tu educación.

Respeta su autoridad. Si conservas el respeto y la amistad -si cuentas con ésta- de quienes superan tu rango en la organización, nunca dudarán en recomendarte con sus similares o superiores para mejores oportunidades.

Ser politiquero

La política empresarial es muchas veces ineludible y puede beneficiarte estar conciente de lo que está sucediendo al respecto, pero debes tener en cuenta que no te pagan por eso, no es parte de las funciones de tu puesto y jamás debes dejar de cumplir con tus obligaciones por ello.

Incluso si no eres politiquero puede estar fuera de tu control quedar en medio de una controversia en tu lugar de trabajo, pero si eres el que está instigando el conflicto y la rebelión, ganarás una mala reputación de ocasionar problemas y eventualmente podrías perder la confianza de tu equipo.

Además, ese tipo de notoriedad precede tu reputación cuando te cambias de lugar de trabajo, ya sea a través de tu gremio o de los encargados de RH.

Intenta no involucrarte en asuntos de política a menos que éstos se refieran a aspectos de la cultura organizacional y tu intención sea mejorar a la empresa.
FUENTE TEMPLEO.COM

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